La fotografía aérea de balsas de residuos mineros no es algo novedoso pero se ha popularizado en los últimos años con la irrupción en el mercado de drones equipados con cámaras fotográficas de calidad a un precio asequible. Muchos fotógrafos de naturaleza nos hemos sentido atraídos por este fascinante mundo de colores, formas y texturas y hemos incorporado este tipo de fotografías a nuestro porfolio.
Mientras en otros contextos seguimos discutiendo sobre la inclusión, o no, de elementos humanos en el encuadre, en esta nueva disciplina dejamos atrás todos los prejuicios y limitaciones acerca de lo que debería ser la fotografía de naturaleza y nos dedicamos a disfrutar de un espectáculo visual que solo el punto de vista cenital nos permite descubrir.
Que las imágenes obtenidas sean muy estéticas no deberia hacernos olvidar que estamos fotografiando residuos tóxicos y procedentes de minas y otras instalaciones industriales. Nada que ver con la naturaleza.
Además de estas discusiones teóricas, debemos reflexionar también sobre el peligro potencial para el medio ambiente que suponen estas balsas: filtraciones de residuos tóxicos al terreno, posible contaminación de acuíferos, etc.
A esta paradoja han contribuido de una forma importante muchos certámenes de fotografía de naturaleza, algunos de ellos de gran prestigio internacional, al premiar este tipo de imágenes en categorías como arte en la naturaleza y similares. Es curioso, pero en varios de estos mismos concursos está prohibida la presencia de elementos humanos en el encuadre, salvo categorías como denuncia ecológica o impacto humano en la naturaleza.
He publicado esta entrada en el blog sin ningún animo de polémica ni critica hacia nadie: yo soy el primero que disfruta con esta disciplina fotográfica; simplemente necesitaba escribirlo y me daría por satisfecho si los fotógrafos de naturaleza reflexionásemos sobre este tema y fuésemos conscientes de lo que estamos fotografiando y del uso que queremos darle a nuestras imágenes.
Muchas gracias por dedicar vuestro preciado tiempo a leer estas líneas.
Javier Lafuente
www.javierlafuentephoto.com
Muy buenas Javier, está bien hacerse estas cuestiones. Yo llevo tres años con los mismos planteamientos. Y añadiría algo más, en muchos de esos concursos los autores mienten sobre la localización, precisamente para que el jurado no se plantee tal dilema.
Personalmente me ha ocurrido que he mandado fotos de este lugar a la categoría de «hombre y naturaleza» describiéndolo tal cual es y me han premiado la foto cambiándola a la categoría de «arte y naturaleza» y además se han inventado la descripción. En fin, que sí, que todos deberíamos replantearnos el tema, y ya han pasado años desde que veíamos las primeras fotos de Mingorance…
Un abrazo Javier.
Muy buenas Manuel,
Hace tiempo que leí algo tuyo a este respecto y creo que coincidimos totalmente. No dejan de ser unas reflexiones un tanto «filosóficas», pero creo que necesarias.
Muy curioso eso que cuentas sobre tu experiencia en algún concurso. Estos certámenes a veces hacen cosas de este tipo con tal de tener unas «galerías potentes» como ellos mismo reconocen, pero eso ya sería otra historia…
Muchas gracias por leer y por comentar.
Abrazo
Muy interesante. Te recomiendo el documental «paisajes transformados» del fotógrafo Edward Burtynsky.
Tiene muy buena pinta ese documental. Lo veré con calma. Temas interesantes estos!
Muchas gracias por pasarte por aquí, Javier
Abrazos
Saludos